MADRID, España.- Las nuevas tecnologías nos permiten comunicarnos de diferentes modos y a través de diversos tipos de plataformas, en su mayoría gratuitas y fáciles de utilizar. Cada vez es más fácil encontrar personas del pasado, como amigos de la infancia, compañeros de universidad, e incluso, ex parejas. Una de estas herramientas es WhatsApp, un servicio de mensajería instantánea gratuito -al menos por un año- que permite chatear a usuarios desde sus dispositivos móviles, desde cualquier lugar del mundo. Este es, también, uno de los principales blancos de los celosos a la hora de buscar indicios de infidelidad.
Este tipo de prácticas, como revisar el celular de la pareja, es común. Sin embargo, según recalcan expertos consultados por el portal ABC de España, es delito. "Descubrir los secretos o vulnerar la intimidad de otro, sin su consentimiento (…), será castigado con las penas de prisión de uno a cuatro años y multa de doce a veinticuatro meses", especifica un vocero del Colegio Oficial de Detectives Privados de la Comunidad Valenciana.
Sea WhatsApp, SMS o mensajes privados de Twitter, el vulnerar la privacidad de una persona es razón suficiente para pasar unos días tras las rejas. La mejor opción para descubrir la infidelidad de una pareja, entonces, es contratar un investigador privado. Esto último sí es legal, ya que es la única persona avalada para obtener y aportar información y pruebas sobre conductas o hechos privados.
En Argentina, desde 2008, la Ley 26.388 de Violación de Secretos y la Privacidad considera como delito la vulneración de la "comunicación electrónica". Esta nueva figura comprende todas las formas de comunicación actual, efectuadas por los modernos sistemas tecnológicos. Principalmente, el objetivo es proteger los correos electrónicos, aunque también abarca servicios de mensajería instantánea, mensajes de texto y similares. La pena puede extenderse entre un mes y un año de prisión común.
Si el celular de tu pareja yace indefenso sobre la cama, en la mesa de luz, u olvidado sobre la mesa de la cocina; piensa dos veces antes de leer sus mensajes. LA GACETA ©